“Personas que piensan que ya son un caso perdido respecto a un idioma y que evitan todas las situaciones en las que ese idioma interfiere sus relaciones personales o profesionales”. Bloqueos con los idiomas.
Esta es la respuesta de Elisabet Marill, una clienta que ha conseguido superar sus bloqueos con los idiomas (con el inglés, para ser exactos) a la pregunta de a quién recomendaría el programa Idiomas en Positivo.
Elisabet vivía los idiomas “¡fatal!” cuando me contactó.
¿Qué son los bloqueos con los idiomas?
Según la Real Academia Española, el verbo bloquear tiene las siguientes acepciones:
1. tr. Interceptar, obstruir o cerrar el paso. La nieve bloqueó la carretera.
2. tr. Impedir el funcionamiento normal de algo. Bloquear un circuito, una cerradura.
3. tr. Dificultar, entorpecer la realización de un proceso. Bloquear las negociaciones.
4. tr. Entorpecer, paralizar las facultades mentales de alguien. Me bloqueé y no supe qué decir.
5. tr. Realizar una operación militar o naval consistente en cortar las comunicaciones de una plaza, de un puerto, de un territorio o de un ejército.
6. tr. Com. Dicho de una autoridad competente: Inmovilizar una cantidad o un crédito, privando a su dueño de disponer de ellos total o parcialmente por cierto tiempo.
Si nos centramos en la experiencia con los idiomas, nos quedamos con las acepciones de la 1 a la 4.
Porque muy a menudo no se trata solo de ese bloqueo que nos deja sin palabras, sino que va mucho más alla.
Es decir, cómo se siente uno cada vez que el idioma está presente.
En la mayoría de los casos, las personas que se sienten bloqueadas con los idiomas, especialmente con el inglés, describen con mucha frustración cómo viven el idioma.
Se sienten pequeñas cuando el idioma aparece por la puerta y no pueden comunicarse.
Incapacidad, dudas, falta de confianza en sí mismo, impotencia, inseguridad y desmotivación son emociones que también salen de sus bocas.
Estos bloqueos se dan a dos niveles, en base a mi experiencia.
1. Bloqueo a aprender un idioma.
Hoy en día resulta del todo incuestionable la necesidad de desarrollar la habilidad de aprender idiomas.
Especialmente el inglés. Un idioma que antes te abría puertas, ahora directamente te las cierra.
Numerosas son las empresas y las oportunidades profesionales que requieren este idioma.
Conscientes de esta realidad, cada día aparecen más y más programas y métodos para aprender este idioma.
Desde aplicaciones, recursos y programas con profesores, online, grupales, individuales, presenciales, blended.
La oferta es infinita.
Por lo que, a priori, cuando uno decide aprender un idioma, seguro que encuentra una oferta que se ajuste a su agenda, sus recursos económicos y prioridades/gustos/necesidades.
Con todo, hay muchas personas que justifican no ponerse a mejorar o aprender un idioma porque tienen un bloqueo.
Quieren ponerse a estudiar, aprender, pero no lo hacen.
Son incapaces de exponerse al idioma con constancia y regularidad.
Ya sea de modo estructurado, acompañado y guiado.
Ya sea improvisando y haciendo cosas por aquí y por allá.
Aprender un idioma es asociado a ESTUDIAR. Y esto genera mucho rechazo.
Por varios motivos:
- Es sinónimo de aburrimiento y esfuerzo.
- Hasta la fecha, ha sido un fracaso.
- Se reduce a libros y gramática.
- No da los resultados que se requieren en el mundo real.
- Vuelta a las clases. No hay tiempo.
Llegados a este punto, hay buenas noticias.
Cuando uno aprende un idioma, todo no es blanco o negro. Hay una gran variedad de grises entre los dos puntos.
¿Qué quiere decir esto?
Sigue leyendo.
Algunos consejos para aprender idiomas.
- No necesitas apuntarte directamente a una academia de idiomas y seguir un curso sin antes analizar cuánto te va a ayudar a conseguir lo que necesitas, en el mundo real, ser capaz de hacer con el idioma.
- Hay muchísimas cosas que puedes hacer, en tu día a día, que te ayuden a desarrollar las habilidades lingüísticas en el contexto que se ajuste mejor a tus necesidades reales.
- No te pierdas entre todos los sistemas, métodos, aplicaciones y recursos que hay para aprender un idioma. Escoge uno que se ajuste a tus necesidades, intereses e inquietudes y ¡empieza ya!
- Planifica la dedicación que quieres dar al idioma durante tu semana. Bloquea los espacios en tu agenda y decide con antelación qué vas a hacer. Así no pierdes tiempo en decidir y te aseguras de trabajar el idioma de una manera sistémica y completa.
- Busca un entorno de aprendizaje cómodo.
- Genera tu propia rutina con los idiomas. Asociar un nuevo hábito a otro que ya tienes facilita el proceso.
- Tu rutina tiene que conseguir tu adherencia a la misma. Si no lo hace, si no eres constante, si te la saltas, para, reflexiona e identifica qué está fallando. ¿Qué ajustes puedes hacer para que te enganche? Recuerda que siempre puedes negociar contigo y facilitarte pasar a la acción.
- No dejes tu plan de aprendizaje de idiomas a la motivación y/o ganas que tengas en cada momento. Corres el riesgo de perder el ritmo. Confía más en la rutina, en la disciplina y en el proceso.
- Paciencia. Infinita paciencia. Los resultados no son inmediatos. No vas a pasar de 0 a 100 en segundos. Confía, una vez más, en el proceso. En lo que estás haciendo. En cumplir con la rutina. Y los resultados, esos que quieres y necesitas, llegarán.
- Tu rutina de aprendizaje debe tener un buen equilibro entre contacto pasivo y activo. Primando el activo, con atención e intención, al pasivo. A menudo nos quedamos en lo que nos resulta más cómodo y “fácil”: leer, rellenar ejercicios de gramática, escuchar. Y nos olvidamos de producir.
- Añade espacio de repaso en tu rutina semanal. Te ayuda a consolidar los conocimientos y a trabajar la memoria a largo plazo.
- Disfruta, disfruta y disfruta. El aprendizaje tiene que generar buenas emociones. Las emociones son nuestro motor para actuar. Busca cómo puedes asociar disfrute a idiomas. Ya sea por lo que haces, por el espacio qeu te dedicas a ti, por la satisfacción de cumplir con tu rutina, por lo que vas viendo nuevo, por lo que vas entendiendo, asimilando. Lo que tenga sentido para ti.
2. Bloqueo a usar un idioma.

¿Por qué?
Además de lo obvio: la inmediatez de la comunicación, la exposición y cómo cada uno lo vive, hay algo que a menudo se nos pasa por alto.
LA PREPARACIÓN.
Sí, qué estamos haciendo de FORMA ACTIVA para que, llegado el momento de hablar, tengamos el inglés en la punta de la lengua.
No me refiero solo a trabajar la memoria para no quedarte en blanco y con esa sensación de que se te queda la palabra ahí, en la punta de la lengua.
Eso es el mal menor.
Cuántas veces nos pasa en nuestro idioma materno y no le damos mayor importancia. No nos fustigamos por ello ni dudamos de nuestras capacidades, ¿verdad?
Me refiero a que arrancar a hablar en inglés sea lo más natural y espontáneo posible. Porque no nos cae como un jarrón de agua fría, sino que lo hemos ido trabajando.
Este punto es muy importante.
A veces creemos tener un bloqueo porque no conseguimos hablar cuando lo necesitamos, pero en realidad se trata de una preparación excasa o ineficiente.
Ten en cuenta que se requiere mucha práctica y exposición al idioma.
Crea tanto como puedas: por escrito y, sobre todo, de forma oral.
Consejos para practicar un idioma de forma activa.
- Evita la tentación de ir directamente al traductor para que te indique cómo decir algo en inglés. Produce tú primero con lo que ya sabes (esto va muy bien para la memoria a largo plazo, elaborar evocando lo que sabes) y luego pásalo por el corrector de turno.
- En el tiempo de repaso de tu rutina de aprendizaje, elabora en voz alta y, si quieres, también por escrito nuevas frases para complementar lo que estás revisando y no te limites a simplemente leer.
- Si te falta imaginación o no sabes de qué hablar para crear contenido, inspírate en vídeos sobre una temática en concreto en, por ejemplo YouEnglish, y luego haz un pequeño resumen. Esto te ayudará también a desarrollar la comprensión oral y tu capacidad de atención/concentración para entender.
- Usa la herramienta de “introducir texto por voz” de Google Docs para crear frases y ver qué transcribe el documento. Podrás ver así qué entiende la herramienta en función de tu pronunciación. Una vez escrito, verificar la corrección con aplicaciones como Grammarly.
- Habla contigo. Ni que sean solo unas frases al día. En la constancia está la recompensa. Esto te ayudará a integrar el idioma y que vaya saliendo de forma más espontánea y directa.
- Cuando tengas que hablar en inglés, calienta motores antes. Prepárate lo que puedas, practica antes, súmergete en el idioma y habla en ese idioma contigo mismo antes del momento que lo necesites. Te facilitarás mucho el instante que tengas que arrancar a hablar en ese idioma. Recuerda: el calentamiento tiene que ser activo. No basta con solo escuchar y/o leer.
“La angustia está provocada por la falta de control, organización, preparación y actividad” (David Kerich)
Todo esto te ayuda a trabajar otro aspecto fundamental: la confianza en sí mismo.
A menudo esta se ve afectada por:
- Miedo a cometer errores.
- Temor a ser juzgado.
- Vergüenza por la pronunciación/acento cuando se habla otro idioma.
- Pánico a quedarse en blanco.
- Etc. etc. etc.
Trabajar la confianza desde el autoconocimiento es un ingrediente clave en el éxito con el aprendizaje y uso de los idiomas.
Mentalidad, foco y metodología.
Tres elementos clave en tu experiencia con los idiomas.
Si quieres conocer más al respecto, te animo a que veas el taller que tengo grabado.
Pasa a vivir los idiomas en general, y el inglés en particular, como tú quieres.
¿Te apetece?
Pues el primer paso es ganar claridad sobre lo que estás viviendo con el taller grabado que tienes a tu disposición .
¿Qué te han parecido estos consejos? ¿Cuál es el primero que vas a llevar a la acción?
Te leo en los comentarios.
También puedes enviarme un WhatsApp con el enlace de abajo y contarme cuál es tu experiencia con los idiomas y cómo te gustaría que pudiera ayudarte.
Hasta la próxima entrada,
Paloma
Foto cortesía de Pixabay.com
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