Tu mejor versión con los idiomas.
¡Vaya! El tiempo vuela. Al final no han sido unos días lo que he tardado en publicar la segunda parte, sino casi dos meses.
He estado absorta en la creación de mi primera formación online y no ha habido nada más.
Como se dice popularmente, nunca es tarde si la dicha es buena.
Así que aquí estoy de nuevo para terminar lo que empecé a comentar en la entrada anterior sobre cómo ser tu mejor versión hablando un idioma.
En ella, comentaba que, para mí, “ser mi mejor versión es ser líder de mí misma, concibiendo esto como el vivir desde la consciencia: entiendo qué y cómo son las experiencias que tengo, decido en cada momento lo que quiero y lo que no, que sea bueno para mí y ecológico con mi entorno. Es decir, si la vida es un coche, conducirlo desde el asiento del piloto con todos los sentidos despiertos y no por inercia.”
Esto, aplicado al contexto del idioma, lo desarrollé con el concepto de “cuenta corriente emocional”, acuñado por Stephen R. Covey en el libro “Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas”. Es decir, las entradas y salidas que te das cuando usas un idioma que no es el tuyo, en relación a interés, juicios, reconocimiento, escucha activa para contigo mismo.
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Libertad para ser líder de uno mismo
Hoy quiero ampliar este concepto de ser líder de uno mismo, añadiendo a la consciencia y a la responsabilidad de las decisiones/acciones que hago, la libertad que se alcanza al ser capaz de elegir y decidir de forma ecológica con el entorno sin renunciar a uno mismo.
Esto es signo de haber alcanzado la madurez y de ser capaz de moverse en interdependencia con el entorno. Casualmente o no, la interdependencia es el 6º hábito del antes mencionado libro de Stephen R. Covey.
El camino para lograr la interdependencia pasa por la dependencia y luego la independencia. Mejor dicho, por un equilibrio sano, mutuo y equitativo entre ellas.
Veamos cada fase:
La dependencia
Es fácil reconocer y entender la dependencia que, como seres humanos, tenemos al nacer, especialmente los primeros años de nuestra vida.
Uno podría pensar que, con el paso de los años y ganando independencia a la hora de cubrir nuestras necesidades básicas, uno pasa a ser independiente en su totalidad.
Nada más lejos de la realidad. No es algo que se dé de forma natural e intuitiva. Sirva de ejemplo cuánto pueden llegar a depender nuestras emociones, pensamientos, deseos y necesidades en las emociones, pensamientos y deseos de los demás.
Eso es, cuando ponemos las riendas de nuestra felicidad, alegría, satisfacción…vida, en definitiva, en manos de otros. Eso es darle nuestra responsabilidad a los demás. Además de que difícilmente van a poder satisfacer nuestro vacío interno, nos va a convertir en víctimas.
Salvando todas las diferencias, ¿cómo aplica esto a aprender idiomas?
Sin ánimo de demonizar la dependencia, natural en ciertos estados cuando no podemos ser autónomos o bien no tenemos aún conocimientos adquiridos para serlo, por ejemplo, para hablar un idioma, para bailar, para conducir. Es decir, todo aquel conocimiento explícito que se puede transferir.
Dependencia insana
Sí que quiero llevar la atención a cuando la dependencia deja de ser “sana”.
Así por ejemplo, cuando se estudia un idioma, puede haber tendencia a depender del profesor para que confirme si has entendido, si pronuncias bien, si has hecho bien los ejercicios. Se busca esa mirada de aprobación.
O bien se depende de la traducción. Necesitas confirmar continuamente que has entendido bien una palabra para avanzar. Cuando tu conocimiento lo ha entendido bien por el contexto. Pero necesitas esa confirmación.
¿Qué me dices cuando tu confianza depende de lo que los demás opinen? ¿Que dejes de hablar en ese idioma por miedo a qué pensarán los demás? ¿Cuándo te comparas con los demás y eso te empequeñece?
En cuanto a la responsabilidad del propio aprendizaje, se pasa al método que no funciona que se cambia cada cierto tiempo, al profesor que no es bueno, al idioma que es muy difícil, al tiempo que no se tiene. ¿Esto te hace víctima o responsable?
Así pues, ¿en qué grado de dependencia estás con el idioma?
La independencia
La independencia es el siguiente paso a la dependencia. Es esa fase en la que te das cuenta que puedes hacer cosas por tu cuenta, que te vales por ti mismo. Sientes que puedes tomar tus propias decisiones y hacer sin la ayuda de los demás. Asumes tus responsabilidades sin necesitar a los demás para cubrir tus necesidades.
Se habla de independencia personal, emocional, económica, física…
Quién no recuerda esa sensación/emoción cuando se es todavía pequeño y siente que puede hacer cosas de forma independiente. Por ejemplo, la primera vez que vas al colegio tú solo. O que vas a hacer un recado sin necesidad de ir con un adulto. O cuando te dan las llaves de casa para que puedas entrar y salir sin depender de que haya alguien en casa durante el día.
Son momentos que, en cierto modo, marcan un antes y un después, ¿no te parece? Te sientes mayor de golpe. Aceptas y asumes esa responsabilidad, que te genera confianza en ti mismo. Es el camino hacia la autonomía.
Cuando aprendes un idioma, ¿en qué momento tienes esa misma sensación de independencia?
- ¿En el momento que puedes empezar a comunicar, (mejor o peor, no importa)?
- ¿Al seguir avanzando en el idioma de forma autónoma?
- ¿Cuando puedes poner en práctica lo que vas aprendiendo sin necesidad de confirmación/aceptación por parte de los demás?
- ¿Si asumes la responsabilidad de tu formación?
La interdependencia
Esta fase es la máxima expresión de la madurez como persona. Desde la libertad que da asumir las riendas de uno mismo con consciencia y responsabilidad, puedes interactuar con el prójimo de forma equitativa y sana.
Siendo como somos seres sociales y viviendo en comunidad, las personas nos complementamos y dependemos las unas de las otras. Nos completamos y necesitamos para alcanzar objetivos grupales. Compartimos normas y reglas.
Cuando se consigue el equilibrio entre la dependencia y la independencia y puedes ser tú mismo ya estés solo o interactúes con otros, llega la interdependencia.
Para ello se requiere, entre otros:
- Autoconocimiento y confianza en uno mismo
- Coraje
- Asertividad
- Empatía e interés por los demás
- Adaptabilidad y flexibilidad
- Proactividad
- Sumar nuestras capacidades y potencial con los demás
- Relaciones ganar-ganar
¿De qué manera puedes alcanzar la interdepencia cuando usas otro idioma que no es el tuyo? ¿Cómo puedes aplicar los puntos anteriores?
En conclusión, siendo interdependiente con tu entorno puedes ser tu mejor versión independientemente del idioma que uses.
Es relativamente fácil ser tu mejor versión cuando estás contigo mismo. Pero cuando llegan inputs externos y estos no son del todo positivos es cuando tu mejor versión puede entrar en conflicto y tambalearse.
Lo digo desde el conocimiento de causa. Cada día es una oportunidad para ser uno mismo y trabajar en aras de esa versión que quiero alcanzar.
Uso la locución “en aras de” expresamente. Esta locución significa ‘en honor o en interés de’ algo e implica un sacrificio, renuncia o esfuerzo. Y es que ser la mejor versión requiere esfuerzo. Pero vale la pena.
A ti, ¿te vale la pena? ¿cómo trabajas a diario para ser tu mejor versión?
Como siempre, puedes compartir tus pensamientos y experiencia en un comentario debajo o enviándome un mail a info@palomagarciacoach.com.
¡Un saludo!
Paloma