Una de las preguntas más frecuentes que seguramente te formules a la hora de retomar tu formación en inglés, sobre todo en septiembre con la vuelta al cole y en enero con los propósitos de año nuevo es la siguiente: ¿clases en grupo o particulares para aprender un idioma?
Esta es, sin duda, una muy buena pregunta.
Lamentablemente, la única e inequívoca respuesta que tiene es “depende”.
Como decía la canción del malogrado cantante de Jarabe de Palo, Pau Danés, ¿de qué depende?
Sigue leyendo que lo vamos a ver ahora.
Ante la disyuntiva de clases en grupo o clases privadas, es conveniente que tengas en cuenta los siguientes factores:
- Qué quieres conseguir con las clases. Es decir, qué quieres verte haciendo y para cuándo.
- El tipo de contenido que necesitas para el punto anterior. ¿Tiene sentido clases de preparación para un examen si no necesitas el título y te vas a mover básicamente en tu entorno profesional?
- Tu disponibilidad de horarios: qué tiempo vas a hacer (no tener, son dos cosas diferentes) para el aprendizaje “formal” del idioma que te interesa + tiempo adicional fuera del aula.
- La energía: tan o más importante que el tiempo es la disponibilidad y la gestión de tu energía durante el día. Tenla en cuenta a la hora de buscar clases.
- Cómo te gusta aprender, qué te ha funcionado hasta ahora con este idioma y/o con otros que hayas aprendido. Si no tienes experiencia previa, piensa entonces en otras áreas de tu vida. Qué te funciona, cómo te motivas.
Beneficios y ventajas de las clases en grupo / clases particulares de idiomas
Una vez identificados estos factores, pasemos a ver los beneficios y ventajas de las clases grupales e individuales:
Clases en grupo:
- Horario fijo: como no se pueden cambiar las clases (depende de la academia y modalidad, cierto), una vez reservado un horario no hay pie a la posible tentación de ir cancelando y cambiando las clases.
- Si te funciona la estrategia de rendir cuentas ante los demás o bien de “si lo pago, lo utilizo” y temes que, de depender solo de ti, tu compromiso sea menor, esta opción puede serte muy útil.
- El contenido e hilo conductor de la formación está determinado con lo que “solo” tienes que seguir lo que se hace.
- Es un espacio seguro para socializar e interactuar con otras personas con inquietudes lingüísticas similares.
- La comparación, bien aplicada (ver este otro artículo del blog), te ayuda a crecer.
- Si te cuesta hablar en voz alta en público por miedo a cometer errores, a lo que los demás piensen de ti, etc. etc., las clases en grupo son una buena opción para trabajar miedos y resistencias en un entorno seguro.
- Opción de continuar practicando el idioma con los compañeros fuera del aula. Lleva la iniciativa si nadie se lanza a proponerlo.
Clases privadas:
- Flexibilidad: sin duda, esta es una de las principales ventajas. Puedes ajustar el ritmo, la intensidad, el horario y el contenido a tus necesidades.
- Más tiempo de exposición activa al idioma (hablar) y feedback personalizado.
- Posibilidad (totalmente recomendable) de acordar con el profesor cómo quieres que sean las clases. No solo qué trabajar, sino qué tipo de feedback quieres recibir.
- Trabajar temas concretos de tu trabajo como preparación para reuniones, presentaciones, conversaciones telefónicas, documentos, etc.
¿Qué comparten las clases en grupo y las particulares para aprender idiomas?
Elijas el tipo de formación que elijas en función de los aspectos aquí expuestos y otros que tengan sentido para ti, considera también estos elementos:
- Las clases son solo una parte del trabajo que conviene hacer si queremos tener resultados y avanzar con un idioma. Aplica la famosa ley de Pareto: 20% en el aula y 80% fuera del aula, sobre todo en el mundo real. De ahí que tengas en cuenta el tiempo que vas a sacar y dedicar al idioma en tu agenda y consideres las dos partes que se complementan. Muy a menudo vamos a clase, hacemos los deberes cinco minutos antes y no volvemos a tocar el idioma hasta la siguiente clase. ¿Qué resultados esperas obtener con esta práctica? Igual te interesa este otro artículo sobre tipos de práctica con los idiomas.
- En el 80% que comentamos en el punto anterior, una parte debería asignarse a la preparación de la clase. Tanto si vas a grupales como, sobre todo, si vas a privadas, les sacarás mucho más provecho. Prepara el tema que se va a tratar, piensa y escribe qué quiere decir, qué estructuras quieres usar y ¡exponlo en clase!
- Tan importante como la preparación es el repaso de lo que has visto. Puedes fijar la rutina de repasar en los cinco-diez primeros minutos del tiempo que dedicas al idioma, como calentamiento. Esto ayuda a consolidar y almacenar los conocimientos. Tu memoria necesita que la ayudes y no al revés.
- Hablando del rey de Roma, aprende sobre cómo trabajar la memoria para que el idioma se convierta en una memoria de procedimiento, de larga duración y no se quede en memoria de corto plazo donde de una sesión a otra ya has olvidado todo. En breve compartiré algún artículo sobre la memoria, aparte de lo que ya puedes encontrar en algunos artículos del blog.
- Por último, aplica atención e intención tanto en las clases como en su preparación y repaso. La simple práctica de cumplir el expediente es una práctica mediocre que tiene resultados mediocres. Es decir, progreso limitado y alto riesgo de frustración y abandono. Tu cerebro te dirá que para qué tanta inversión de recursos (energía, tiempo) para estos resultados. Muéstrale que es importante para ti.
- Nota final: en cuanto al costo, antaño quizás había más diferencia entre el coste por hora en un grupo de una academia con el costo por hora de una clase privada. Hoy en día hay varias opciones para encontrar profesores particulares a precios muy competitivos, teniendo clases de forma remota. Lo que salva también la posible resistencia de distancia y tiempo invertido para llegar a una academia.
La infoxicación en la oferta para aprender idiomas
La oferta formativa en cuanto a métodos y formatos que ofrece hoy en día el mercado de los idiomas es increíblemente extensa.
Tal disponibilidad tiene dos caras. La buena es que se supone que es más fácil encontrar la opción que mejor te convenga en función de tu presupuesto, tiempo, ganas, disponibilidad, etc.
La mala ya te la puedes imaginar porque seguro que la has vivido: la infoxicación. El uso masivo de internet ha generado tal sobrecarga de información y opciones que, a menudo, lejos de ayudarnos a tomar una decisión nos genera ansiedad y muchas dudas.
Se producen, entre otros, estos sesgos cognitivos que pueden afectar tu toma de decisiones:
- Disponibilidad: este atajo mental lleva a tomar decisiones en función de la información más accesible que tiene tu cerebro. Puede ser porque te resulte más familiar, porque es más sencilla de entender, porque lo dice “todo el mundo”, porque está más presente en redes sociales y/o televisión. Porque el mercado de los idiomas así lo vende. Un ejemplo claro sería “profesores nativos” como reclamo de calidad y garantía de aprendizaje. O bien porque se solicita en las ofertas de empleo (títulos de Cambridge, por ejemplo).
- Efecto de manada: parecido al anterior, corresponde a la tendencia a seguir a los demás y hacer lo mismo, pensando que eso es “lo correcto”. Por ejemplo, sería seguir consejos típicos de aprender idiomas que no se ajustan a tu nivel, tu realidad, tus necesidades, tus inquietudes, etc. Como no te funciona igual que a los demás, ¿acabas frustrándote y pensando que el “problema” eres tú?
- Aversión a la pérdida: este sesgo explica cómo hay personas a las que les mueve más el miedo a perder algo que la ganancia de lo mismo. Por ejemplo, el miedo a perder 50€ pesa más que la posibilidad de ganar esos 50€. Si lo llevamos a los idiomas (y a la vida en general), tomar decisiones y elegir una opción implica renunciar a algo. Elegir un método, una escuela, una aplicación conlleva dejar de lado otras. Tiene lo que se conoce en economía un coste de oportunidad. Este miedo a perder puede terminar siendo un freno y no permitirte avanzar. También la excusa perfecta para no pasar a la acción.
¿De qué manera estos sesgos influyen en tu toma de decisiones a la hora de ponerte a mejorar el inglés u otro idioma?
Hay otros sesgos que también nos influyen, pero que no vamos a desarrollar en esta entrada. Si te interesa, coméntalo en los comentarios y creo una entrada sobre los sesgos cognitivos más comunes a la hora de aprender idiomas.
Te regalo uno más antes de finalizar esta entrada: el sesgo de coste hundido.
Este sesgo indica que, una vez hemos invertido recursos (tiempo, dinero y energía), además de ilusiones, experanza, expectactivas, deseos y más en algo, sigues invirtiendo más para no echar a perder toda la inversión realizada. Aunque veas que no te lleva a ninguna parte, sigues haciendo lo mismo.
Esto aplica a, por ejemplo, no dejar a medias un libro, una serie o una película mala. O bien no dejar un método de aprendizaje que no nos ayuda a avanzar.
Lo que acaba teniendo un coste muy elevado: frustración, falta de confianza, desmotivación, rechazo al idioma, entre otros.
¿Te resulta familiar y no sabes cómo hacer cosas diferentes para tener resultados diferentes?
La Consultoría Idiomas Exprés te ayuda precisamente a ganar claridad sobre tu experiencia con el inglés, porqué lo vives cómo lo vives y cómo definir tu plan de acción para avanzar.
Vas a trabajar tres áreas básicas en el aprendizaje y, sobre todo, uso del idioma: mentalidad, foco y estrategia para que sepas cómo:
- Aumentar los resultados gracias a una exposición inteligente e inmediata al idioma, empezando por aplicar tus conocimientos actuales.
- Conseguir los objetivos del idioma que te vas a ir fijando a partir de ahora.
- Trabajar las 4 habilidades lingüísticas para avanzar en inglés de forma productiva, atractiva y eficiente.
Interesante, ¿verdad?
La preparación es clave para sacar más rendimiento y disfrutar de tus exposiciones al idioma, ya sea en clases en grupo o en clases privadas, entre otras muchas opciones.
Aquí la info: Consultoría Idiomas Exprés
¡Hasta la próxima entrada!
Imagen cortesía de Pixabay
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